“Poi”: La belleza de la sencillez
Después de un lapsus navideño donde todo se traduce en fiesta, gastronomía copiosa y compras desenfrenadas nos fuimos al municipio de Candelaria donde el proyecto “Oye Toca Ver” de Cabildo de Tenerife hacía una parada. La compañía mallorquina D´es Tro ofrecía su pieza circense “Poi”.
El juego de la peonza, o el trompo como denominamos en Canarias, se traslada al circo. Nos encontramos con un hombre abstraído por el girar y girar de este objeto, un juego hipnótico del cual el público también es partícipe, desde niños a adultos. A ello se une un vínculo férreo con las raíces mediterráneas. Nuestro personaje es de esos que van desapareciendo en nuestras proximidades estrechamente unido a la tierra, a la naturaleza con la que convive en paz y sosiego.
Detrás del montaje es muy claro el afán por descubrir nuevos lenguajes usando un elemento tan sencillo como lo es un trompo. Un trabajo de manipulación extraordinario que hace que la propuesta sea única en sí misma. Sin olvidar una puesta en escena cuidada, rodeada de infinidad de peonzas de distintos tamaños y formas, que fascina al espectador a medida que avanza la función.
Un espectáculo singular con una belleza poética inusual
Guillem Vizcaíno es el artífice de todo ello, creador, director e intérprete de “Poi”. Malabarista y manipulador de objetos ha creado un espectáculo singular con una belleza poética inusual que homenajea a la memoria y las tradiciones, a esos juegos que están al borde del olvido. Al fin y al cabo un mensaje del hacia donde vamos, perdida de identidad y deshumanización a pasos de gigante en un mundo que no para de girar.
La escenografía nos traslada a las medianías, al campo y sus utensilios comunes como el cubo de hojalata, los sacos, los fardos de paja y un árbol muy peculiar. Cada rincón esconde esas peonzas unidas irremediablemente a las cuerdas que las hacen girar. Guillem ha creado su propio universo alrededor del humilde elemento y eso se evidencia en la escena.
Una oportunidad para descubrir que la belleza está en la simplicidad de las cosas y que no olvidemos de donde venimos. Aunque me temo que la veloz vorágine nos lleve a lugares más inhóspitos que el que sugiere “Poi”.