“Gran bolero”: Brindis a la vida
La danza por fin ocupa su lugar dentro del programa “Oye toca ver” que organiza Auditorio de Tenerife junto a varios municipios de la isla. Rutilante arranque ofrecido por ese “Gran Bolero” de Jesús Rubio Gamo en tres únicas funciones en el Paraninfo Universitario, el Auditorio Infanta Leonor de Los Cristianos y el Teatro El Sauzal.
Lo comentábamos en redes. Expectantes ante una pieza estrenada en 2019 con un Premio Max bajo el brazo a Mejor Espectáculo de danza y gran éxito de crítica y público. Y la expectación se convirtió en pura emoción. Pocos espectáculos de danza (sin querer pecar de excesivo) consiguen que a medida que avanza la pieza cada centímetro de tu cuerpo vaya en consonancia con la misma y que este se estremezca entre excitación y delicadeza.
Pero empecemos por el principio. El título ya lo dice todo. El espectáculo esta basado en el Bolero de Maurice Ravel que con su ritmo repetitivo casi hipnótico ha influido a muchos creadores a lo largo de casi un siglo. Jesús Rubio ya había realizado en 2016 “Bolero”, en formato de dos bailarines, pero ahora se suben a este torbellino doce en una coproducción inédita entre el Mercat de Les Flors (Barcelona) y Teatros del Canal (Madrid). Bendita unión, que para muchos no parecerá que sea “políticamente” correcta. Pero aquí no hay discursos, simplemente se celebra en escena, en comunión con el público, que estamos “vivitos” y coleando.
El gozo y el agotamiento van alternándose hasta que el segundo domina la escena
El individuo, la pareja, el grupo, las relaciones y en consecuencia las idas y venidas, los éxitos y los fracasos, los apegos y los desafectos. Todo entre pasos de baile, giros, formas, en un lenguaje corporal exquisito en la que los bailarines juegan a ser cómplices con el otro. Es un ciclo vital, una corriente que no para de girar, de la que salimos y volvemos a entrar. A ritmo insistente y vigoroso los tránsitos entre el gozo y el agotamiento van alternándose hasta que el segundo domina la escena en un éxtasis casi místico.
La iluminación palpita entre la oscuridad y el disparo centelleante, marcando el ir y venir de los cuerpos que emergen de la soledad y se confunden entre el colectivo.
“Gran Bolero” es un brindis a la vida que destila energía y emoción. Es un contagio fulminante del que no puedes evadirte. El “tarareo” sigue retumbando en tus oídos sintiendo que formas parte de un todo, y que tu cuerpo va irremediablemente unido a él. En un baile incesante como lo es la existencia del ser humano.