“El síndrome del copiloto”: Navegar buscando el rumbo vital

 In Críticas

 

El pasado fin de semana atracaba en el Teatro Guimerá la obra “El síndrome del copiloto”. Es la adaptación teatral de la novela “Mujeres que compran flores” de Vanessa Monfort y que Mapas Fest ha incluido en su variada programación.

La historia se centra en Marina, una mujer sola que navega por el Mediterráneo con el único deseo de llevar las cenizas de su “amor” a Tánger. Ocho días donde tendrá que tomar las riendas de su propia vida mientras resurgen los recuerdos junto a Óscar. A medida que sortea las inclemencias en ese velero llamado “Peter Pan”, salen a la luz paradigmas del ciclo vital. Desde los engaños hasta la manera en que nos enfrentamos al amor. Siempre supeditada a los demás nuestra protagonista tomará el timón bajo las indicaciones de su difunto marido que le da consejos rozando el puro paternalismo.

Aunque el texto tiene momentos reflexivos incluso estimulantes llega a ser algo reiterativo con falta de profundidad en los aspectos más personales de los protagonistas. Sin ser escabrosos, las circunstancias de la muerte de Óscar o la vida en pareja y lo que es más importante el porqué de ese “síndrome” que afecta a muchas personas en una sociedad llena de posibilidades quedan velados al espectador.

Nos encontramos con una espectacular escenografía como si de otro protagonista se tratara

Por otro lado nos encontramos con una espectacular escenografía creada por Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, donde el “Peter Pan” es absoluto protagonista, casi a la altura de los actores. El velero se convierte en una especie de peonza colgada en el aire que lidiará con las inclemencias meteorológicas. En el conjunto también destaca la iluminación (Valentín Álvarez) que va de los flashes centelleantes durante la tormenta a los amarillos ocres en días soleados y por supuesto la música de Fernando Velázquez.

Junto a ello, no es despreciable el trabajo de los actores, sobre todo en la segunda parte de la función, pues deben fundirse literalmente con los compases del “Peter Pan” y lo consiguen con gran naturalidad. Tanto Cuca Escribano como Miguel Angel Muñoz se implican en unos personajes antagónicos de los que nos hubiera gustado conocer algo más.

“El síndrome del copiloto” navega entre los miedos y los retos del desapego e intenta bucear entre las relaciones de pareja y el rumbo que tomamos en la vida. El “Peter Pan” llegará a puerto pero sin entrar en vericuetos y cavilaciones mientras en platea alguien grita a mi espalda: “Esto sí es teatro”. Se abre el debate.

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