“El Intérprete”: Asier y la fórmula del éxito

 In Críticas

En mi anterior artículo, ya hacía referencia a uno de los espectáculos teatrales de mayor éxito en los últimos tiempos, aterrizaba en el Teatro Leal, “El intérprete”. Era la tercera vez (si, han leído bien, la tercera) que el espectáculo recorría Canarias. Primero le toco el turno a Lanzarote y Tenerife (Teatro Guimerá), allá por octubre pasado; luego, unos meses después, volvería a Gran Canaria (Teatro Cuyás) y finalmente, hace una semana, el “show” estaría en La Palma (Teatro Circo de Marte) y vuelta a Tenerife (esta vez en el Leal), despidiendo casi la gira que le ha llevado a recorrer toda España en dos años (cierra, definitivamente, a principios de julio en Donosti).

¿Y cual es el secreto para tener un espectáculo, en cartel, durante más de dos años llenando salas y teatros?. Bueno, yo mismo he sido arrastrado por la ola del éxito de este espectáculo, tanto es así, que lo disfrute igual o más, la primera como la segunda vez, pero intentaré ser objetivo, cosa complicada ya que el espectáculo toca en mí “puntos” a los que soy altamente sensible: El “cabaret” y la música (particularmente, porque Asier y yo somos de la misma “quinta”). Pero vayamos al meollo de la cuestión, “El intérprete” es más que teatro, más que un concierto, más que un show…son más de dos horas trepidantes, donde parece que vives un “cenit” continúo, siempre arriba, una especie de catarsis donde Asier Etxeandía te arrastra sin ningún esfuerzo a su terreno, a su habitación de niño de 9 años. Es algo innato en él, digamos que es el actor que nació para estar encima de unas tablas y crece casi sin límite. A camino entre el monólogo biográfico, el concierto, el cabaret y el musical, Asier nos enseña la razón de ser “interpréte” (es un homenaje, precioso, al actor de musicales), sus influencias musicales (un carrusel que va de Chavela Vargas a David Bowie, de La Lupe a Talking Heads, de Lucho Gatica a Madonna, de Carlos Gardel a Rolling Stones,…), sus problemas por ser ese “niño raro” (yo también lo he sido) y la importancia de las figuras paterna y materna (no pude evitar el “rallado” de ojos con “Luz de luna”). Desde luego, Asier es una de las grandes claves del éxito del espectáculo (algo que ya veía venir cuando hizo de maestro de ceremonias en “Cabaret”), la bestia que crece y nos engulle casi desde un principio, pero también hay otras claves.

Realmente “El intérprete”, casi se ha convertido en un fenómeno social (al menos en el ámbito teatral) debido al utilización “cuasiperfecta” de las redes sociales. Desde un principio se invita al público a usar sus teléfonos móviles a discreción (eso sí sin “flash”…”momentazo” de Asier explicando su “no uso”, a los que parece que no saben usar lo que tienen)…y claro a compartirlo en redes, lo que ha llevado a que el “show” salte las barreras del público aficionado al teatro y todos nos apuntemos al “carro”. Se ha creado un club de fans del espectáculo, porque los “invisibles” se han convertido en legión, que repiten una y otra vez en los teatros. Por otro lado, una de las canciones más populares del “show”, “Tu te me dejas querer” viene acompañada de un “flashmob” que casi todo el mundo conoce a través de vídeos “colgados” en la red, enganchando de manera instantánea al público en el espectáculo (a parte del dominio de Asier en escena).

No quiero acabar, sin además destacar la labor de los músicos, que dan más garra si cabe a este “intérprete”: Guillermo González (pianista con el que Asier interactúa en varios momentos), Tao Gutiérrez (estupendo director musical) y Enrico Barbaro (bajista). La escenografía tiene lo justo que debe tener el espectáculo y sobre todo esa mesa donde todo actor se transforma (con o sin luna llena).

Decir que, sinceramente, quién se quedo sin ver este “regalo” se ha perdido algo irrepetible (¿de momento?) en el mundo de la escena estos últimos años.

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