“La Golondrina”: Un encuentro de confesiones

 In Críticas

La propuesta del pasado fin de semana en el Teatro Leal se podría catalogar como única por el hecho de ver en escena una de las grandes actrices del cine y la televisión de este país: Carmen Maura. Una carrera que no hace falta desgranar aquí, con varios Goyas en su haber, un César, entre otros premios y reconocimientos, donde sus trabajos teatrales han sido escasos, con lo que una visita a Canarias ya se pueden hacer una idea de su significado y trascendencia.

Maura interpreta a Amelia en “La Golondrina”, una profesora de canto inflexible que recibe la visita de Ramón (Félix Gómez), un alumno no muy aventajado, que en primera instancia, como único deseo quiere cantar en el funeral de su madre la canción que da título a la obra. Enseguida se vislumbra que Ramón oculta algo más y que los dos personajes tienen algo en común. A través del dolor, el amor y un atentado terrorista que los ha marcado para siempre Guillem Clua desgrana un texto con un claro mensaje contra la intolerancia y la homofobia con cierta dosis de emoción sobre todo en el tramo final de la obra pero que adolece de misterio. Al poco tiempo de empezada la función tenemos la extraña sensación que ya sabemos el destino de ambos personajes  y lo que les une, lo que resta cierto interés a la trama. Si bien es cierto que los diálogos que tejen Amelia y Ramón están llenos de significado porque reflexionan sobre la familia, el comportamiento humano ante una pérdida trágica y repentina…a veces están llenos de “clichés” cuando describen la relación con el ser perdido. Y por otro lado el factor tiempo, parece que no juega a favor. La función transcurre en tiempo real haciendo inverosímil algunas escenas originando ciertas dudas sobre si Ramón (y Amelia) consiguen su propósito en una noche.

En el lado actoral se percibe algo frío en el comienzo pero a medida que aumenta la intensidad dramática, tanto Gómez como Maura perfilan un trabajo digno. Está claro que los recursos escénicos del teatro son distintos a los del cine y en el caso de esta obra, donde los actores están permanentemente en escena y se tornan más tensos y trágicos a medida que avanza la función, obliga a un mayor esfuerzo por su parte. Maura conecta con el público gracias a unos momentos cómicos que rompen con lo amargo de lo narrado, instantes que recuerdan a esa actriz que fue musa del cine español y que ella borda casi sin esfuerzo. Pero realmente la cosa se complica en la intensidad dramática y el duelo con Félix Gómez nos da a entender que él está más dolido que ella (¿o no?). Aquí interviene esa duda de ¿como nos enfrentamos al dolor? ¿existe algún recurso que nos haga valorar la intensidad de ese dolor?…jugar a eso creo que se torna hasta frívolo. En el caso de Gómez lo que llama la atención es la construcción del personaje que en principio tiene un comportamiento con rasgos juveniles (quizás inmaduros) para ir pasando a un Ramón inteligente, valiente, sensible que le abre los ojos a Amelia, una labor que sin duda esta llena de emoción.

La dirección de Josep María Mestres se centra en el trabajo de los actores que permanecen en escena toda la obra, salvo unos instantes que Amelia va a buscar un vaso de agua a Ramón. En la escenografía de Alessio Meloni destacan un piano, la librería y un gran ventanal que deja ver un cielo de nubes, que nos evoca ese lugar donde anidan los seres queridos que ya no están con nosotros, elementos que ofrecen cierto realismo idílico.

“La Golondrina” ha supuesto el encuentro con una de las grandes actrices de este país con el público canario, que respondió a su llamada agotando localidades y ofreciendo un rotundo aplauso al final de la función, si bien confiábamos en un vuelo de mayor envergadura, una propuesta de mayor riesgo que no se quedara en un simple encuentro de confesiones.

 

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